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Energía renovable para la vivienda

¿De qué hablamos?

Ya sea de manera conjunta o individual, el uso de energías renovables para abastecernos se ha convertido en una moda gracias a dos grandes ventajas: la reducción de la contaminación y el ahorro en las facturas de energía.

Es cierto que a nivel industrial las energías renovables llevan usándose más tiempo, pero a nivel doméstico se adaptaron hace poco tiempo. Si bien existen muchos tipos de energía renovable, a nivel doméstico destaca el uso de la energía solar, la eólica y los sistemas de aerotermia y geotermia.

Ventajas de la energía renovable

Como hemos dicho, este tipo de energías tienen dos ventajas importantes:

  • Reducción de la contaminación: Gracias a estos sistemas reducimos la contaminación de los sistemas convencionales. Además, como no se requiere la combustión de gases hace que se reduzcan las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.
  • Reducción de las facturas de energía: Las fuentes de energía renovable son fuentes gratuitas. Esto hará que se reduzcan las facturas de energía. Sin embargo, calcular el ahorro es casi imposible puesto que depende del tipo de fuente que usemos, el tamaño de la vivienda, el consumo… Sin embargo, la instalación de estas fuentes de energía puede llegarnos a permitir el autoconsumo, acabando con las facturas de energía.

Sistemas de energía renovable para vivienda

Placas solares fotovoltaicas

Dentro del aprovechamiento de la energía solar, gracias a un panel solar fotovoltaico podremos transformar la radiación solar en electricidad. Estos sistemas, dependiendo de sus elementos, podrá producir el total de la energía consumida por la vivienda, llegando al autoconsumo.

Si no queremos (o no podemos) llegar a este nivel, una simple instalación de 4,5 kW y una batería podría llevar a una tasa de autosuficiencia en el consumo del 75%, con el consiguiente ahorro en las facturas.

Si bien esta energía será gratuita desde el principio, para que el ahorro sea total deberemos recuperar la inversión. Esto, dependiendo del tipo y tamaño de la instalación, podría durar entre 5 y 7 años.

Este tipo de sistemas requiere de un espacio exterior en una azotea o superficie en la que dé el sol lo máximo posible.

Es la otra forma de aprovechar la radiación solar. En este caso no transformamos la radiación sino que directamente se aprovecha el calor del sol para calentar agua para diferentes usos. El uso de estos sistemas nos permite una reducción en la factura de hasta el 70%.

Este tipo de sistemas de energía renovable no permiten el autoconsumo puesto que no se genera electricidad, pero se puede usar como sistema de apoyo para agua caliente y calefacción, dos de los mayores gastos de una vivienda.

Energía eólica y minieólica

Consiste en aprovechar los recursos eólicos gracias al uso de aerogeneradores de potencia inferior a los 100 kW. Como son generadores de pequeño tamaño, a nivel doméstico se denominan sistemas de minieólica.

Son muy recomendables para zonas de mucho viento. En la actualidad estos sistemas están desarrollados de tal manera que son ligeros, silenciosos y eficientes. Los más compactos generan hasta 5 kW y solo necesitan una velocidad de viento de 2 m/s para empezar a generar energía.

Estos sistemas convierten la energía motriz del viento en electricidad. Se necesita espacio en un jardín o azotea para poder colocar el aerogenerador.

Geotermia y aerotermia

Estos sistemas son los más novedosos. En ellos se aprovecha el calor del aire o el suelo terrestre para producir agua caliente que se pueda usar con un fin sanitario o bien para calefacción. La ventaja de estos sistemas es que permiten también la producción de agua fría para la climatización de la vivienda en verano, por lo que, con un solo sistema, el usuario cubre toda la demanda del hogar.

Mientras que la aerotermia utiliza el aire como fuente de energía para producir calor o frío, la geotermia intercambia con la energía terrestre, constante a lo largo del año.

Ambas tecnologías resultan muy eficientes. Para su elección, deben de estudiarse factores como gastos de instalación (excavaciones en el caso de geotermia), localización, tipo de vivienda…

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